lunes, julio 14, 2008

Sueños de luna



Si hubieras salido de cualquier lugar en una situación inédita tal vez hubiera caído al suelo en ese mismo instante. No fue así, llegaste de un recuerdo un tanto lejano y tu imagen ya existía en mi, sin embargo; volaste en alas de unicornio hacia mi mundo de fantasía tangible y estaba allí esperando, dándote la bienvenida con los brazos y el corazón abiertos. Aún en tambaleantes bases me mantengo en pie, no por ser más fuerte que tu belleza sino porque como ya lo he dicho, te estaba esperando.


Tal como si fuera hoy vuelvo a entrar en momentos que más tarde terminaron en una poesía de las más sencillas que he escrito y al mismo tiempo de las que más me complacen porque requirió un mínimo de esfuerzo, fluía hacia ti de la misma manera en que el agua por gravedad busca su camino.



Hoy te vi,
te besé con la mirada,
perseguí tu cintura,
al igual que busco vida,
en tu preciosa risa,
en la cascada,
en mis sueños de luna.

Sentí,
lo mismo que el ave,
paz,
al volar a la sombra,
a la rama que sostiene sus crías,
de estar en tus pupilas,
vida mía.

Bebí,
de tu jugosa rima,
cuando hablas me intoxicas,
se me nubla la vista,
si tan solo supieras,
que con un si me avasallas,
eso bastaría.

Corrí,
a un encuentro suicida,
cuando inocente intentaba,
entregarte mi vida,
enredarla en la negrura,
de tu cabellera fina,
tuya, sólo tan tuya.

Olí,
la humedad de la lluvia,
me volcaba,
en un charco de letanías,
suplicaba,
que siempre fueras,
mía, sólo tan mía.